Al cálido brillo de la luna le pedí por tu bienestar, ella me contesto con una neblina mortal a mis suplicas ensangrentadas de pasión y dolidas de amor, mas el día, cruel y frió es ya, sobre mi lecho de oscuros tumultos y raíces que algún oscuro árbol cobijan, acariciando lo que ya no puedo tener, lo que nunca quise apreciar, desde mi lugar, me mantengo erguido aunque se que mis largos sufrimientos no alcanzaran tus oídos, vivos de oportunidades, rodeados de compasión ajena, quien alimentara tus tormentos en las noches que nos prometíamos todo, y nos dábamos nada, quien atara tus sueños a la cama, para que no sean libres de ser, o quien regara tus lagrimas sedientas de vida, a la espera de mis dudas me quedo aquí donde estoy, junto a la soledad que por tantos años ansié tan desesperadamente.
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